Al responder rápidamente a la situación, el equipo enfrentó dificultades para llegar al elefante debido a su ubicación en un denso matorral en lo alto de una colina.

Para garantizar el bienestar de la criatura herida, se pidió ayuda a un helicóptero.

Después de siete minutos, el helicóptero administró con éxito 13 mg de clorhidrato de etorfina, lo que llevó al elefante a acostarse lateralmente hacia la derecha.

Una vez inmovilizado de forma segura, el equipo veterinario realizó un examen exhaustivo y descubrió una herida de lanza profunda e infectada que había penetrado el pabellón de la oreja derecha y llegaba al hombro derecho.

Fue necesaria una limpieza y desbridamiento meticulosos, utilizando peróxido de hidrógeno y agua limpia, seguido de desinfección con tintura de yodo. Se colocó cuidadosamente arcilla verde en la herida para absorber las toxinas y facilitar la curación.

El elefante herido recibió tratamientos adicionales, incluida la administración de 22.500 mg de antibióticos de amoxicilina y 5.000 mg de antiinflamatorios flunixino meglumina mediante inyección intramuscular.

La reversión exitosa de la anestesia se logró mediante la administración intravenosa de 36 mg de clorhidrato de diprenorfina, administrado a través de una vena prominente del oído.

Sorprendentemente, en cuatro minutos, el toro joven recuperó la conciencia, haciendo una carga fingida hacia el equipo antes de retirarse para unirse a su compañero.

A pesar de las difíciles circunstancias, hay optimismo sobre la recuperación del elefante. Los esfuerzos colaborativos de los equipos de conservación y la rápida intervención veterinaria han brindado a este toro herido cuidados esenciales, infundiendo esperanza de un regreso completo y saludable a su manada.